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LA VIDA EN PAREJA…

Por Ángela Peco Psicología.

Toda relación es un vínculo entre varias personas.

En la relación de pareja el vínculo es entre dos personas.

Vivir en pareja es muy bonito, pero a la vez complicado, muy complicado…

Generar vínculos sanos, requiere sobre todo, que las personas que los forman lo estén también… y eso no siempre es así, ya que todos en mayor o menor medida tenemos “esas heridas”… y normalmente subconscientemente, buscamos y encontramos la “horma para nuestro zapato”…

Para que los vínculos funcionen, y sean sanos… han de darse dos ingredientes básicos: AMOR y RESPETO.

En las relaciones son inevitables los conflictos y son esos dos factores son los que nos ayudan a solucionar las discrepancias, a suavizarlas y QUERER solucionarlas…

Otros dos ingredientes que también complementan la receta son: COMUNICACIÓN y CONFIANZA.

Cuando estas cuatro importantes “patas de la silla” existen en una pareja, es difícil que pueda romperse… pero si alguno de estos factores se debilita o desaparece… los esfuerzos de ambos miembros de la pareja deberían centrarse en restablecerlo, para que todo pueda seguir funcionando… bien.

La pareja no es un ente estático, al contrario, crece, evoluciona, cambia… pasa por diferentes etapas.

Te voy a escribir algunas pinceladas, como siempre digo, conocer el mapa, quizá nos ayude a ver con más claridad si nos hemos desviado del camino, o si las piedras que han aparecido, es normal que aparezcan y sólo hay que dar un salto para salvarlas…

FASE 1: ENAMORAMIENTO: Época de las famosas “mariposas en el estómago”. Deseo, pasión. Fantasía y mucha creatividad con la que sorprender a la persona de la que estamos enamorados. Es la fase más dulzona, más ciega… casi ni se perciben las cosas que nos alejan. Se evitan discusiones, se cede… ¡todo es magia!

FASE 2: CONOCIMIENTO: El enamoramiento se acaba pasando y entonces se entra en una fase de conocimiento más profundo, con un mayor grado de intimidad… y entonces descubrimos las peculiaridades del otro. Empezamos a mostrarnos como realmente somos… Con lo bueno, y lo no tanto… La idealización da paso al realismo.

FASE 3: CONVIVENCIA: Tras superar la fase anterior, suele tomarse la decisión de afrontar la vida en común, compartiendo convivencia y hogar. Curiosamente en esta etapa, la vida sexual se vuelve más pobre, y aparece la famosa rutina. El amor se expresa de forma más afectiva y en forma de apoyo. A la hora de resolver los conflictos que surgen en clave para el buen funcionamiento la NEGOCIACIÓN.

FASE 4: AUTOAFIRMACIÓN: Tras la novedad de la convivencia, aparece una etapa donde afirmarse individualmente es necesario. Existe compromiso y vínculo, pero respeto a la individualidad. Suelen aparecer “crisis personales” no resueltas… (hacer lo que siempre quise y no pude…). Aparece el reencuentro con uno mismo. Aquí es importante la COMUNICACIÓN y el RESPETO al otro. Acompañar. Comprender.

FASE 5: CRECIMIENTO: Entramos en una etapa más madura de la relación. Más estable. Ya con las bases más sólidas se plantea la decisión de ampliar la familia. Apareciendo de nuevo emociones desconocidas, nuevo entusiasmo, ilusión por un proyecto común.

FASE 6: ADAPTACIÓN: Y al igual que la vida cambia, cambia la pareja, adaptándose, moviéndose al son que nos va marcando. Este momento suele ser clave… o consolidación o ruptura. Surgen nuevos intereses, problemas que afrontar: jubilación, enfermedades, nido vacío… Al superarse, puede ser un momento de nuevo reencuentro, ya que suele coincidir con un momento de menos responsabilidades y cargas familiares, laborales…

 

¿Has detectado ya en qué fase te encuentras?…

Este mapa es sólo orientativo, es el mapa, pero no el territorio… cada pareja es un mundo, y las etapas pueden recorrerse de muchas maneras.

Hay parejas que transitan por estas etapas de una forma armónica, y otras con mil turbulencias…

 

¿PERO CÓMO SE LLEGA A TERMINAR UNA RELACIÓN…?

Normalmente el dejarnos llevar por una confianza mal entendida, una pasividad cómoda y otras conductas de este tipo, pueden romper esas cuatro patas de “la silla del amor” … y hacer tambalear nuestra relación, que tan idílica se presentaba en un principio…

¿De qué conductas hablo?

A ver si te suenan estas… si te ves realizándolas en relación a tu pareja o de tu pareja hacia ti… cuidado, no vais por buen camino…

DESPRECIAR AL OTRO, O LO QUE HACE (aunque sea en broma… el subconsciente recuerda que no las entiende). Faltas de respeto, insultos, humillaciones, aunque sean pequeñas o en broma, críticas hirientes… ¿Si hay amor, de verdad crees que puede tratarse así?

IGNORARLO. Hacer el vacío es una de las conductas que más daño hacen. Si esa es vuestra forma de solucionar los conflictos, dejaros de hablar… no es la mejor manera. La persona que es ignorada, no siente atendidas sus necesidades de comunicación, de apoyo… puede acabar con su autoestima muy herida, ya que en el fondo es una forma de humillación.

ANULAR AL OTRO. Si tu pareja te dice cómo te tienes que vestir, qué tienes que hacer, dónde, con quién, quiénes han de ser tus amigos, cómo tienes que hablar… te está anulando. Si alguien te quiere cambiar… no te quiere.

DEPENDENCIA EMOCIONAL. La conducta anterior suele dar paso a esta otra. Personas que están tan anuladas emocionalmente que se sienten incapaces de vivir sin su pareja.  Tienen la autoestima tan herida que las críticas, la indiferencia, las humillaciones… les dotan de identidad. Este tipo de conductas pueden terminar en otras más destructivas y dolorosas aún para ambos miembros de la pareja.

MÍNIMOS ESFUERZO. Como siempre os digo, el punto medio es fundamental para todo, en la pareja también. Hemos de mantenernos en nuestro lugar, pero también, en ocasiones es necesario ceder, siempre con la actitud de ganar-ganar. Es decir… pequeños sacrificios por el otro, y del otro por ti… “hoy por ti, mañana por mí…”.

 

A veces estas feas conductas son soportadas durante años y años en las parejas… conductas que no son ocasionales, sino que se hacen crónicas, continuas, recurrentes…

Muchas parejas en esta situación son conscientes de su toxicidad y de que no les hace bien seguir juntos… sin embargo no se toma la decisión de terminar… ¿pero por qué?

Normalmente, la respuesta mayoritaria es POR MIEDO A LA SOLEDAD, aunque le ponemos otros adornos (los hijos, los medios económicos, la familia…)

Quizá estamos confundidos con la idea de SOLEDAD, quizá debamos reconciliarnos con ella y dejar de verlo como algo catastrófico…

Quizá huimos de la soledad, porque no nos atrevemos a estar solos con nosotros mismos… Quizá este sea el punto clave…

De cualquier forma… lo mejor es que, aunque duela, seamos SINCEROS CON NOSOTROS MISMOS, analizar nuestra relación de forma objetiva, y tomar una decisión firme.

Los problemas, los baches, las dificultades, van a estar ahí… superarlos juntos nos ayuda a crecer de forma individual, y a la vez como pareja.

¿Qué podemos hacer para que nuestra pareja sea sana y fuerte?

  • NO PERDÁIS LA INDIVIDUALIDAD. Es la gran paradoja de la pareja, juntos sí, pero dos. Es inevitable compartir gustos, intereses… claro, ¡eso fortalece el vínculo entre vosotros!, sin embargo, nunca dejes tus gustos de lado por miedo a perder al otro, no dejes de expresar lo que piensas por ese miedo. Si lo haces te estás traicionando, y a la larga… no te lo vas a perdonar. En una pareja sana, cada uno sigue siendo él mismo, es uno de los secretos de la fortaleza de la pareja.
  • NO ESCONDAS TUS DEBILIDADES. La sinceridad ha de ser la base de toda pareja. No somos perfectos, no tenemos que aparentar serlo. Debajo de ese disimulo, existe una falta importante de amor propio.
  • CUIDADO CON LA RUTINA. Cuando llega la rutina, suele llegar para quedarse, es como una visita pesada… además llega a veces sin darnos cuenta… El truco para evitar esto… es la vida individual plena, y sobre todo estar atentos a vuestra zona de confort, salir de la zona de comodidad solo requiere una cosa: Voluntad.
  • FLEXIBLE POR FAVOR: La pareja perfecta 100% no existe. Tampoco ha de cumplir por completo nuestras expectativas. Tolerancia y respecto. Los extremos recuerda que no son buenos.
  • DEJA CLARO LO QUE NO ES NEGOCIABLE PARA TI: Para eso has de tener claro primero qué es eso que no estás dispuesto/a a negociar, y después transmitirlo a tu pareja. La comunicación es tan importante… Dejar claros ciertos aspectos nos evitarán muchas discusiones en el futuro.
  • PREGÚNTALE AL OTRO TAMBIÉN POR SUS LÍMITES: De nuevo la comunicación, y la consideración. Tú tienes tus límites, pero el otro también. Observar que no sean contradictorios los tuyos con los suyos… y en caso de que lo fuesen… de nuevo NEGOCIACIÓN.

Reconoceros en estos errores, identificarlos y tener predisposición para reflexionar juntos como resolverlos, cediendo ambas partes, es la clave para continuar.

PLANTEATE ESTAS PREGUNTAS… QUIZÁ TE DEN ALGUNA PISTA…

¿DÓNDE ESTÁN TUS PROPIOS LÍMITES?: ¿Qué cosas no son negociables para ti?  ¿Qué es lo que no están dispuesto/a a tolerar bajo ningún concepto en la pareja?

¿TE ENCUENTRAS EN UNA SITUACIÓN DE CONFLICTO CON TU PAREJA? ¿Qué parte del conflicto es por la relación y qué parte es por una expectativa personal no cumplida? A veces solemos culpar al otro por no cumplir aquello que deseamos…

¿CUÁLES SON TUS CARENCIAS AFECTIVAS? Son tuyas, no son responsabilidad de tu pareja. Son tu responsabilidad solucionarlas.

¿ERES FLEXIBLE? ¿Estás dispuesto/a a negociar las diferencias?

Lo que hace bonito una relación es aprender, crecer, amar, divertirse, disfrutar… juntos.

Para lograrlo, lo primero que hemos de hacer es amarnos a nosotros mismos… Abandonarnos a nosotros mismos, rechazarnos a nosotros mismos son los primeros pasos de un fracaso anunciado…

No puedes dar lo que no tienes…

 

“No dejes que tu pareja ocupe todo tu ser y tu mente, de tal manera que no haya lugar para ti. Amar no es desaparecer”.

Walter Riso

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