Por Ángela Peco Psicología.
La figura de la madre es una de las más importantes en la vida de las personas. De ahí que mantener una buena relación (a nivel interno, sobre todo) con ella, nos va a marcar nuestro camino, nuestros conflictos de personalidad, el ritmo y calidad de nuestras relaciones personales… y mucho más, si eres hija…

Pero no siempre las madres son “Buenas madres”, en muchos casos podemos encontrar adultos “rotos” a causa de “Madres tóxicas”.
Una buena madre genera en sus hijos sentimientos de seguridad y de valía personal, cuando sabe acompañarles tal como la psicología de estos la requieren.
A nivel social tenemos muy asumido que las madres son dulces, amorosas, que dan la vida por sus hijos, que siempre los ponen por delante de ellas, que los tratan con ternura, respeto… de modo que decir que hay madres que no saben o que no pueden amar a sus hijos va en contra de esa imagen guardada en el inconsciente colectivo. Es como si “doliera” escucharlo. Nos descoloca.
Sin embargo, cada vez es más reconocido abiertamente que hay madres que no han elegido conscientemente su maternidad… mujeres que han sido madres por presión social, porque les tocaba por edad, porque no querían ser cuestionadas, mujeres que han sido madres partiendo de un pensamiento romántico e infantil de lo que eso significaba… tantos motivos que llevan consigo la huida hacia delante…
Aun hoy día elegir no ser madre… es algo que es difícil de aceptar por las personas que rodean a la mujer, y que muchas veces ni la propia mujer se permite… convirtiéndose, en muchas ocasiones, esta mujer en una madre que va a “cobrar” esa decisión a sus hijos/as.
Simplemente quiero exponer que muchas mujeres han decidido ejercer el papel de madres, pero que otras lo han aceptado como algo inevitable, inherente a su naturaleza de mujer, y en estos casos muchas mujeres, víctimas a su vez de infancias con crianzas dañadas reproducen sus heridas y establecen con sus hijos relaciones que se alejan mucho del amor incondicional, responsable y generoso que necesita un niño para desarrollar su Ser.
Igual que no es fácil para una mujer reconocerse en el papel de “madre tóxica”, tampoco para un hijo o hija es fácil reconocer que su madre es así.
¿Pero quién es una madre tóxica?
Puede decirse que es la que establece una relación “no sana” con sus hijos. La que basa su cariño y afecto en un vínculo patológico que no permite que el desarrollo psicoafectivo de sus hijos siga su ritmo normal.
- Utilizan la victimización y la culpa para manipular a sus hijos/as.
- Las que de forma negligente no se ocupan de las necesidades básicas de sus hijos, convirtiendo a sus hijas en madres mediante un intercambio de roles muy dañino.
- Las que tratan a sus hijos de forma ambivalente, según su estado de ánimo o su propio interés.
- Las que hacen todo por sus hijos a cambio de importantes facturas emocionales… generando en sus hijos e hijas la sensación de que siempre les deben algo.
Mujeres que, en lo profundo de su ser, son conscientes de su narcisismo e infantilismo, amargadas porque su vida no se parece en nada a lo que esperaban… que proyectan en sus hijos su propia insatisfacción.
Mujeres apoyadas por parejas cómplices (en muchos casos bienintencionados los dos, equivocados los dos) … Normalizando lo que no es normal.
Resultado, hijos e hijas que heredan: pobre autoestima, relaciones de dependencia personal, con una gran necesidad de aprobación, inseguros, con altos niveles de autoexigencia, sentimiento vital de vacío e insatisfacción, que van a reproducir en sus vidas de forma inconsciente, (sin saber por qué, sin encontrar una explicación…) los patrones de vinculación tóxicos aprendidos a lo largo de sus vidas…
Quiero incidir en esta palabra: Autoexigencia… ya que es “la herencia-condena” en la que viven muchos hijos/as de madres tóxicas … atrapados en el perfeccionismo, en tratar de estar siempre a la altura de unas expectativas ambiguas, poco claras. Hijos que han construido modelos de personalidad cuya misión es demostrar que son capaces de…, que son dignos de…
Personas que aprendieron que la atención, el mimo, el amor no era incondicional… que todo eso se ganaba… que, para ganarlo, había que demostrar “algo” …
Hijos, que serán adultos, con miedo al abandono, ansiedad, rabia e ira reprimidas, depresión… Hijos de padres tóxicos, que a la vez han sido hijos de otros, que a su vez lo fueron…
Pero lejos de no poder romper este círculo, surgen las “ovejas negras” … Personas que adquieren la conciencia del círculo, que abrazan su historia y se saben libres para decidir, que dejan de juzgar y culpar a su madre tóxica, aunque la reconocen y la aceptan, sin adornos, sin justificaciones, sin juicios.
«Enseñarás a volar, pero no volarán tu vuelo. Enseñarás a soñar, pero no soñarán tu sueño. Enseñarás a vivir, pero no vivirán tu vida. Sin embargo.., en cada vuelo, en cada vida, en cada sueño, perdurará siempre la huella del camino enseñado»
Madre Teresa de Calcuta